sábado, 27 de julio de 2013

Anquetil, Jacques

El ciclismo es, sin lugar a dudas, un deporte apasionante. Hoy se triunfa pero mañana se experimenta la derrota: se goza con el más mínimo éxito o se sufre ante el más trivial contratiempo mecánico. Es la lucha del deportista consigo mismo, con muchos adversarios igualmente aptos para la práctica de esta dura disciplina y también frente al giro insobornable de las manecillas del reloj.

Y precisamente frente al reloj, el ciclismo mundial tuvo una figura excepcional en Jacques Anquetil. Nació el 8 de enero de 1934 en Mont-Saint-Aignan, noroeste de Francia. Desde sus primeros años tuvo como mecenas al técnico Pelessier, quien en todo momento contó con el apoyo de los padres de Anquetil para seguir esta profesión, pues desde 1950, cuando entró desprevenidamente en el almacén de bicicletas de André Boucher, el principal dirigente del A.C. Soteville, quedó maravillado al ver las máquinas exhibidas en las vitrinas. Allí nació la afición de quien sería el primer gran campeonísimo de Francia.

Su nombre comenzó a tener prestigio desde los 18 años, cuando en los Juegos Olímpicos de Helsinki, en 1952, alcanzó la medalla de bronce en la prueba de ruta individual que ganó el belga André Noyelle, quien así pasó a sustituir al francés José Beyaert, bien conocido de todos los colombianos por haber ganado la II Vuelta a Colombia. Luego de la olimpíada, Anquetil se consagró campeón aficionado de ruta del país galo. Una carrera meteórica en el primer año.

Su estreno en el profesionalismo fue espectacular, pues ganó el Gran Premio de las Naciones el 27 de septiembre de 1953, prueba que habría de adjudicarse nueve veces más, corriendo a un promedio de 39,630 kms./hora En poco tiempo el rubio pedalista se convirtió en un astro, pues en junio de 1956 rompió la marca mundial de la hora, en poder de su ídolo, el italiano Fausto Coppi desde 14 años atrás, al recorrer 46 kilómetros y 159 metros. En Milán, once años después, el 27 de septiembre de 1967, con 33 años, mejoraría esa distancia, al recorrer 47 kilómetros y 493 metros, pero ese guarismo no fue oficialmente reconocido por la UCI, pues Anquetil se negó a someterse a un examen médico. Esa actitud empañó algunas de sus presentaciones a lo largo de su brillante carrera.

En 1957 corrió, y ganó en condición de ‘novato’, el famoso Tour de Francia ante el asombro de propios y extraños. Los 4.686 kilómetros del trazado, distribuidos en 24 etapas, los cubrió en 129h-48m y 11s. Luego de un receso de tres años, se adjudicó cuatro ediciones consecutivas del mismo Tour. 1960, 61, 62 y 63, hasta entregar el relevo al italiano Felice Gimondi (varios años después compañero de ‘Cochise’ Rodríguez en el equipo Bianchi) quien también se tituló de la primera carrera por etapas del mundo, siendo casi un desconocido.

Pero la vida deportiva de Anquetil, quien confesó no gustar de las carreras en pelotón por tener un temperamento excesivamente nervioso y amar las pruebas en solitario, no sólo fue figura del Tour francés, ya que Italia lo aplaudió como vencedor del Giro en 1960 y 1964, como también España en 1963, al ganar la Vuelta a la península ibérica. Así pues, en un lustro, se consolidó como el primer ciclista, en la historia, capaz de ganar las tres pruebas por etapas más prestigiosas de Europa y en un mismo año, 1963, Tour y Vuelta a España. A diferencia de quienes posteriormente fueron pentacampeones y hasta más del Tour, así como su antecesor en el Giro, caso Fausto Coppi, el mítico Jacques Anquetil no ganó jamás escalando las altas cumbres, lo hizo en las jornadas contra-reloj, donde se habituó a aplastar a sus rivales.

Un tanto apático con relación a la prueba de gran fondo en carretera para profesionales –campeonatos mundiales- en alguna ocasión dijo de ella: “No la desprecio. Reconozco que se trata de una de las pruebas más difíciles. Todos los que participan anhelan conquistar el título y uno se encuentra así, en medio de una lucha sin cuartel. Además, no basta únicamente tener ‘clase’. Hay muchos otros factores que entran en juego, y por eso he dicho a menudo que el triunfo en una carrera así, tiene algo de lotería, ya que la suerte juega papel determinante...”

Y consecuentes con esa declaración, a la larga éste fue el único título que escapó a sus piernas. Sin embargo, en la competencia de ruta mundial del 28 de agosto de 1966, efectuada en la pista de Nurbunbrig (Alemania) y sobre trazado de 273 kilómetros, cruzó la meta con el mismo tiempo del vencedor, el alemán Rudi Alting. Ambos, además de Poulidor que fue tercero, cronometraron 7h-31m y 10s. Alting venía de ser sub-campeón mundial el año anterior -1965- cuando la carrera se efectuó en San Sebastián -España- y el malogrado Thomas Simpson brindó a su patria el primer galardón de ruta de la historia.

En pruebas de corta duración, Anquetil también brilló con luz propia. El Gran Premio de las Naciones, carrera establecida en 1932, consagró campeón al francés en nueve ocasiones, las seis primeras, de 1953 a 1958, en forma consecutiva. Hasta el momento es el ciclista con mayor número de victorias en una misma competencia, catalogada como una de las más exigentes en el sistema de contra-reloj.

A lo anterior deben agregarse sus dos triunfos en la prueba Dauphineé Liberé, 1963 y 65; los 4 Días de Dunkerque, 1958 y 59; Gran Premio de Lugano 1953, 54, 58, 59, 60, 61 y 65; Trofeo Barachi 1962, 65 y 68, haciendo pareja con Alting, Stablinski y F. Gimondi, respectivamente. Este Trofeo lo ganó varios años más tarde ‘Cochise’ Rodríguez en compañía del italiano Felice Gimondi.

Su última presentación pública, como ciclista activo, se cumplió el 27 de diciembre de 1969 -a escasos 12 días de cumplir 36 años- en el velódromo de Anvers. Ese mismo año ganó la última carrera por etapas de su vida: la Vuelta al País Vasco.

Jacque Anquetil, quien ciertamente no fue un ídolo popular por su temperamento muy distante del público, luego de su retiro siguió vinculado al ciclismo como promotor y entrenador e incursionó en la televisión francesa como comentarista, medio desde el cual siempre hizo un alto elogio del ciclismo colombiano y en especial del campeón Luis Herrera.

Anquetil murió en la mañana del miércoles 18 de noviembre de 1987, mientras dormía, tras un agravamiento de su estado general -padecía de cáncer estomacal desde varios meses antes- según el dictamen final de su médico de cabecera, el doctor Philippe Gomel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario